20 noviembre 2006

Mas allá del sol

En ése momento, todo por lo que había luchado se desvaneció. Todo el esfuerzo, el empeño y sudor no significó nada importante. Había perdido gran parte de su alegría, ésa noche oscura y fría que encerraba en sí misma la posibilidad de una ilusión. Solo el destello tenue de las estrellas iluminaban su rostro empapado en gotas saladas, fruto de su frustración.

Levantó su mirada hacia el cielo, deseando que todo el sufrimiento fuera simplemente un mal sueño. Sus ojos cristalinos anhelaban perderse en la inmensidad del terrazo y no retornar jamás. El regreso significaría un despertar a la realidad, una realidad cruel y despiadada. Sus pocos años de vida se reflejaban en su piel lozana, la juventud desbordada en su sonrisa opaca no parecía combatir contra la vejez.

Su cuerpo, inútil y cansado, sólo podía sentir la grama salvaje donde yacía recostado. Ella, lloró sin miedos. Al borde del abismo, gritaba silenciosamente por una ayuda que estaba segura, nunca podía encontrar. Se necesitaba ella misma para consolarse. Pero, ¿cómo hacerlo si el dolor empañaba su visión?

La luz de las estrellas no pareció inmutarle, la despedida de la luna ningún cambio causó. Los rayos del sol comenzaron a iluminar la oscuridad, las nubes poco a poco tomaron color. Arrodillada, su mirada impaciente; su boca sonrió. Sin motivo aparente, pensó llenarse del Sol. Nuevas vibras, nuevas vidas después de la tempestad, la calma no duda en arribar.
La muerte no la detendría, razones de más tendría. A veces no observamos más allá de los eventos, cuando solamente se necesita voltear el espejo. Nuestro reflejo es igual que nosotros, fuerte y valiente, aún cuando nuestro cuerpo demuestre algo completamente diferente.

Las ganas de sonreír, de vivir…sobrepasan los límites del universo.

Viajan más allá del sol.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encanta el final optimisma que le has dado, eso de que tras la tormenta siempre viene la calma y que el sol sigue brillando tras la nubes.
Como siempre un buen cuento,una buena reflexión.

Besiños
Jen

Anónimo dijo...

^_^*sonríe* Jen no pudo expresarlo en mejores palabras *sonríe* Pretty, girl!

Alma dijo...

...y abrió lo ojos y se vió encerrada en un ataud, pero no lloró, no gritó y sobre todo no tuvo miedo y con sus propias fuerzas empujó la pesada tapa hasta quitarla de donde estaba, para ver que aún no estaba muerta y más que eso, ella quería vivir con su mirada puesta más allá del sol...

DTB

PD: ¡Perfecto!